La industria de los suplementos para adelgazar ha sido un fraude comprobado una y otra vez. Sabemos que no existe, ni la pastilla milagrosa que nos ajustará la cintura, ni el remedio mágico que nos permitirá, sin ningún sacrificio ni cambio en nuestros hábitos alimenticios, rebajar de peso en poco tiempo. Entonces, ¿cómo se sostiene esta industria?
Esta industria multimillonaria ha logrado sostenerse y prosperar debido a varios factores como la explotación de la psicología del consumidor, las lagunas en la regulación y el mercadeo agresivo.
En Lentesónico te explicamos cómo esta industria sigue siendo rentable.
Los anuncios suelen prometer pérdidas de peso drásticas en poco tiempo sin esfuerzo, lo cual es muy atractivo para personas que buscan soluciones rápidas. Se incorporan testimonios, muchas veces falsos o exagerados, e imágenes de «antes y después» probablemente manipuladas que parecen demostrar la eficacia del producto.
En la era digital y la internet, una tendencia es a contratar a celebridades e influencers para promover los productos, lo que aumenta la percepción de credibilidad de determinado producto y magnifica el alcance de las campañas de mercadeo.
De otra parte, la presión social y los estándares de belleza influyen, y hasta cierto punto empujan, a muchas personas a buscar métodos rápidos para alcanzar el cuerpo ideal. A ello sumamos que gran parte de la población no tiene la información adecuada sobre nutrición y pérdida de peso saludable, lo que las hace más susceptibles a las promesas falsas y resultados milagrosos.
En muchos países los suplementos dietéticos no están regulados con la misma rigurosidad que los medicamentos. Esto permite que muchos productos lleguen al mercado sin pruebas de eficacia y seguridad. En la mayoría de los casos las empresas solo deben cumplir con una autoregulación básica, lo que permite que ingredientes no probados o incluso peligrosos sean incluidos en los productos.
Desarrollar y producir suplementos es generalmente menos costoso que desarrollar medicamentos, lo que permite a su vez altos márgenes de beneficios y ganancias económicas.
En algunos casos, las personas pueden experimentar una pérdida de peso inicial debido a la motivación y cambios temporales en el comportamiento, pero suelen recuperar el peso perdido en el mediano y largo plazo. Esto las hace recurrir nuevamente a los suplementos, perpetuando el ciclo de compra.
La industria de suplementos para adelgazar continuamente lanza nuevos productos con ingredientes «innovadores» o «descubrimientos recientes» que atraen a los consumidores a probar una y otra vez.
La cantidad abrumadora de información y desinformación en internet hace que los consumidores se sientan confundidos sobre qué métodos son realmente efectivos. Por ejemplo, muchas empresas usan términos científicos y estudios sesgados para respaldar sus afirmaciones, lo que puede convencer a los consumidores de su eficacia. Para colmo, muchas veces los suplementos se venden con políticas de devolución complicadas, lo que desanima a los consumidores a solicitar reembolsos.
En tiempos de la recopilación masiva de información de las personas a través de la internet, también son utilizadas estrategias de mercadeo digital dirigidas a personas vulnerables, aprovechando datos de comportamiento y preferencias en línea.
La industria de suplementos para adelgazar se sostiene, en fin, a través de una combinación de mercadeo persuasivo, explotación de vulnerabilidades humanas, regulación insuficiente, bajos costos de producción, desinformación y ciclos de consumo repetitivos. Para combatirla es crucial que los consumidores estén mejor informados, que haya una regulación más estricta y que se promuevan enfoques saludables y sostenibles para la pérdida de peso. La educación y la transparencia son esenciales para desmantelar las falsas promesas de esta industria y promover genuinamente la salud y el bienestar de las personas.